Niñas de Tambacounda
Recogiendo el agua para la casa
Os propongo descubrir nuevas experiencias, despertar vuestro espíritu aventurero, conocer lugares verdaderamente sorprendentes y practicar al mismo tiempo la solidaridad. Conozco muchos lugares de África, sobretodo en Senegal, donde podréis descubrir la belleza de los recursos naturales del Atlántico senegalés, con sus playas tropicales de cocoteros y arena fina. Os lanzo esta propuesta para combinar el hedonismo personal de encontrar la felicidad viajando con practicar la solidaridad y satisfacer vuestras inquietudes participando de actividades con niños y jóvenes africanos.
Actividades artísticas con jóvenes
Os puedo decir que yo llevo haciendo turismo alternativo o solidario desde hace más de 10 años. He viajado a Costa de Marfil, Burkina Faso, Marruecos, Túnez o Senegal contactando directamente con asociaciones locales de los países africanos o con diversas ONGDS españolas que trabajan en las regionesen . Mantengo contactos con organizaciones no Gubernamentales, como Sawa o Pagnya o Nativos de Niodior.
Los viajes me han cambiado por completo mi visión de la vida, me han abierto nuevos horizontes y despertado todos los sentidos por descubrir los infinitos encantos de África: he descubierto la hospitalidad de los pueblos africanos, su positivismo, su no pensar en el futuro como hacemos de manera excesiva los occidentales. Etnias senegalesas, como la cerer o wolof, me han abierto sus casas, me han preparado el tradicional arroz, Thiabouyen o Yhasa, me han mostrado sus danzas y su música y sobretodo me han abrazado con su amistad, amabilidad y generosidad.
Mi amigos africanos me han llevado a recorrer prácticamente todo Senegal. He viajado a poblados encantadores, con sus inmensos bosques de acacias tropicales, cocoteros y los sagrados baobabs. Os hablaré de Medina Sangako, un poblado en las orillas del Delta de Saloum, declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco. Allí tengo dos de mis mejores amigas. Dos hermanas, Fatou y Fanta, de 21 y 19 años respectivamente. Hasta hace poco iban al instituto. Quatro kilómetros andando hasta llegar a Tubacouta que es donde se encuentra el instituto más cercano del poblado. Una de ellas tuvo un niño el año pasado y las dos han dejado la enseñanza secundaria para sacar adelante las tareas de la casa y mantener al bebé.
Mi amiga Fanta
Así es la vida de muchos jóvenes africanos que, aunque sueñan con un mundo mejor, con optimismo y una sonrisa en la boca se levantan cada día para trabajar en el campo, vender en el mercado o realizar las tareas de la casa.
Convivir con ellos, conocer sus costumbres, sus rituales y descubrir el entorno natural, de playas, selva y bosque que envuelve esta tierra de fuego es una experiencia que os recomiendo. A mi me han ayudado a encontrar otros sentidos a la vida, más allá del trabajo cotidiano o de la rutina del día a día en nuestro país.
Nunca podré olvidar los atardeceres en la playa de Medina Sangako, los paseos con mis amigas africanas por el bosque de baobabs, las visitas a las salinas naturales cerca del atlántico o las tardes en el exterior de las chozas tomando el té y respirando un poco de aire fresco después del abrasador calor de la jornada.
Playa Medina
Medina Sangako
Apostar por estos viajes me ha dado libertad, autonomía y aprender a valorar los pequeños placeres de la vida, sin pensar en grandes metas, muchas veces inalcanzables. Son viajes que tenéis a la mano. Sólo hay que sacar un billete de avión a Senegal con alguno de los portales de low cost, como Edreams o Rumbo. Allí ya os estarán esperando mis contactos en Senegal y os planificarán vuestro viaje a medida de vuestros gustos e inquietudes. Os ofreceremos la posibilidad de alojaros con familias africanas con comida incluida a muy buen precio y tendréis al alcance muchas actividades y excursiones para realizar.
Senegal es el país de «la Terangue, o sea, el país que acoge a todo el mundo con hospitalidad y generosidad. Si bien es cierto que encontraréis muchos senegaleses pidiendo de todo, nunca os harán daño. Aunque mejor que ir con gente de confianza para que no os saquen más francos cefas de la cuenta.
Mujeres trabajando el cacauete
Además es uno de los destinos africanos más cercanos a nuestro país, más económico y más seguro. Senegal es un país pacífico, no hay conflictos y la delincuencia es muy escasa. Eso sí desde el año pasado es obligatorio el visado, que cuesta 60 euros. Y el billete a Dakar unos 500 euros, si se compra con antelación.
Bueno yo volveré a África, por supuesto. De hecho, nunca he dejado de ir desde que en el año 2007 hice mi primer viaje a Costa de Marfil. La huella que deje fue un reportaje sobre el trabajo de cooperación de diversas ONGS en los suburbios de la capital, Abidjan.
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